La bona lletra. Una ressenya de la nolectora Mar Martínez
El príncipe de la imprenta. Enric Satué. Editorial Galaxia Gutenberg
El príncipe de la imprenta (Enric Satué)
Todos los que disfrutamos como niños con la letra escrita o que incluso podemos mantener la cordura en momentos difíciles de nuestras vidas gracias a la lectura, por no hablar de los que padecemos la «enfermedad» de la compra compulsiva de libros, nos preguntamos a menudo por el origen y desarrollo de la brillante idea que permite poner a disposición nuestros pensamientos y elucubraciones a un público numeroso y heterogéneo.
El diseñador gráfico Enric Satué ha plasmado en su primera novela el gran empeño, el enorme sacrificio y el incansable trabajo de figuras clave en la modernización y propagación de la tipografía clara y legible que utilizamos en la actualidad.
A medida que el protagonista Nicolas Jenson repasa en su lecho de muerte las vicisitudes de su inestimable labor como impresor y tipógrafo, cuyo legado pervive a día de hoy en tipos (letras) como la romana o la Adobe Jenson Pro, nos percatamos como lectores de los entresijos y sobre todo las penurias que supuso tamaña empresa tanto para él como para sus compañeros de trabajo.
De hecho, los vapores tóxicos que emitían los metales utilizados para fundir los tipos de letras o las mezclas de tinta empleadas mermaban en gran medida la esperanza de vida de los maestros impresores, que no solían superar los 20 años. Esta manipulación de materiales nocivos, incluido el plomo, fue relegada con el tiempo a operarios de rango inferior, con lo cual el avance de la tecnología y la cultura siempre estuvo reñido con la igualdad de clases.

Aunque el autor nos presente su obra en forma de novela con retazos dialogados entre el moribundo Jenson y su fiel amigo y socio, Ugelheimer, acompaña su lenguaje cuidado y selecto (intercalando algunos dichos o expresiones del latín) con ilustraciones sencillas con el fin de transmitir su extraordinaria erudición en la materia. En ocasiones, este hilo didáctico que atraviesa todo el libro puede restarle emoción a la trama y hacer que nos distanciemos de la gran aventura que supuso la imprenta generalizada para sus protagonistas y, por ende, la humanidad.
No obstante, los letraheridos apasionados de todo lo impreso quedaremos maravillados ante la grandeza de la titánica labor llevada a cabo por unos pocos valientes y el encomiable trabajo del autor de esta obra.
Sin duda, con la candente infravaloración de la letra escrita y el arte que conlleva plasmarla en el medio que sea, resulta conmovedor reconocer los grandes retos y penurias que tuvieron que asumir los primeros impresores para que sus pequeños pasos supusieran un salto cualitativo para la humanidad en términos socioculturales.